Detrás de las hojas

La maleta de Dic
21/02/2015
La Voz de Galicia – 09 de agosto del 2015
09/08/2015

Detrás de las hojas

(Premio otorgado al relato en lengua gallega)

Participó de forma destacada en el Certamen Literario del curso 2014-2015

Organizado por el:

Equipo de Normalización da Lingua Galega

del:

CEIP PENA DE FRANCIA

(Mos)

 

 Detrás de las hojas

 

Pasando un río, que va entre dos montañas, en un bosque desconocido, en un pueblo no tan desconocido, vivía un gran árbol milenario, que había sobrevivido a muchísimas cosas, como a la II Guerra Mundial.

Después de salir del colegio, por el camino que va a casa de Leti, una niña muy amable y buena, se oía como iba corriendo hacia su casa. Cuando llegó, abrió la puerta muy deprisa y fue al lado de su perro Tofu, que estaba muy enfermo. Y cuando lo fue a acariciar, se dio cuenta que estaba muerto. Su madre, que la estaba observando, vio como Leti cogió a Tofu, y mientras lloraba le decía:

Puedes estar muy lejos, pero siempre estaremos unidos por tu correa.

La madre de Leti, fue a su lado para intentar animarla. Pero Leti salió corriendo y entró en un bosque que no conocía. Pasó por un río que había en un valle entre dos montañas, y llegó a un lugar donde había un gran árbol, y allí se sentó. Le cayó una hoja al árbol, y Leti la cogió con cuidado. En ese momento una pequeña hada se puso a su lado y le dijo:

Leti, no estés triste, sé lo que te paso y es muy triste, pero Tofu siempre estará aquí.

Y acabó la frase señalando su corazón.

En ese momento, salieron varias hadas y elfos, duendes y muchos seres mágicos más…

Leti le cogió mucho cariño al árbol y a todos sus nuevos amigos mágicos. Pero un día cuando llegaba del colegio, vio un anuncio que decía que en el lugar donde estaba el árbol, iban a construir un centro comercial. Leti fue a su casa, y después a ver al alcalde, y le dijo que no podía hacer el centro comercial allí. Pero el alcalde quería explicaciones que Leti no podía dar. Ese día el árbol le dijo a Leti:

«Toma esta ramita, cuando se convierta en un lápiz, estaré muerto, y con él podrás escribir mi historia».

Y al final, lo que acabó con el árbol, no fue una guerra, sino las máquinas de construcción.

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